Mi pareja y yo hemos hecho propósito de enmienda para cambiar algunas de nuestras viejas aficiones. Yo me he comprometido a dejar de ver fútbol si ella abandona los programas del corazón. Lo hemos acordado porque gastar buena parte de nuestro tiempo libre en esas cosas nos alejaba ya que a mí no me gustan esa clase de programas y ella no soporta el fútbol. Al final, lo que sucedía era que cada uno pasaba muchas noches pegado a la tele sin hablar de nada.

La cuestión ahora es qué vamos a hacer para rellenar ese enorme hueco que deja la televisión. ¿Qué podemos hacer juntos en casa que nos guste a los dos? Y así es como se nos ocurrió que podíamos empezar a cocinar juntos, especialmente reposteria, otra de nuestras aficiones que en este caso sí compartimos pero que, por falta de tiempo, lo teníamos aparcado. Y ahora entendemos eso de que “no tener tiempo para nada” es una mentirijilla que siempre nos hacemos. Trabajando ocho horas al día y durmiendo otras 8, siempre quedará algo de tiempo libre, la cuestión es cómo usarlo adecuadamente.

Cocinar juntos nos ha parecido una gran idea para ocupar este tiempo en el que nos solíamos relajar delante de las pantallas… cada uno viendo su propia pantalla. Y es que tenemos bastante mano para la cocina, pero no lo hemos podido desarrollar demasiado. De vez en cuando preparábamos alguna tarta o alguna receta especial para celebrar una fiesta, pero poco más. Ahora que nos hemos comprometido a pasar tiempo juntos en la cocina, seguro que van saliendo muchas más recetas.

Y es que nos gusta mucho experimentar con la repostería. Además de las típicas recetas, de vez en cuando probamos a variar alguna introduciendo algún elemento original para ver qué sale. Desde luego que no todo lo que hacemos está para chuparse los dedos, pero alguna de nuestras invenciones bien pudiera hacerse famosa, por su originalidad y por la combinación de ingredientes que hemos ideado. Todo se andará: quién sabe si acabaremos en la tele después de haberla ‘abandonado’…

¿Eres de los que prefiere hacerlo todo desde el móvil? ¿Hace tiempo que no pisas un supermercado porque también haces la compra semanal online? Pues bienvenido al club porque cada vez somos más lo que aprovechamos todas las ventajas del mundo digital para ahorrar tiempo y dinero. Pero si hablamos de alimentos es cierto que hay que tener una especial precaución, porque no es lo mismo comprar un vestido o un reloj que fruta o carne.

Todavía hoy en día existe cierto reparo a comprar alimentos frescos y perecederos por internet. Y es totalmente comprensible ya que no vamos a poder tocar esos productos ni hablar directamente con el carnicero o el frutero. Pero debes saber que tanto el almacenaje como la distribución de productos frescos a domicilio ha avanzado mucho. Ahora es perfectamente posible Comprar surtidos de quesos franceses baratos y disfrutar de nuestros alimentos preferidos sin tener que acudir a la tienda y con total seguridad.

No obstante, es importante asegurarse de que el vendedor nos va ofrecer la mejor calidad. Y la forma más rápida de hacerlo es investigando un poco la web y revisando opiniones. Hoy en día cualquier firma enfocada hacia el mercado digital tiene que vigilar su reputación online. Si una web tiene redes sociales y ofrece información puntual sobre su actividad ya es una buena señal. ¿Nunca os ha pasado que vais a comprar algo y esa tienda online no tiene ni Facebook ni Instagram? Es como si levantara sospechas. Esta forma de revisar la reputación de una tienda no nos asegura al 100% la calidad de su servicio, pero es un comienzo.

Por otro lado, también debemos estar atentos a quiénes son los distribuidores de los alimentos de la tienda. Si queremos Comprar surtidos de quesos franceses baratos, hemos de estar atentos a cuáles son los fabricantes que distribuyen de forma que todo el ciclo de envasado y distribución esté asegurado. Y luego ya tenemos que confiar en el servicio asegurándonos a la recepción del producto que el etiquetado es correcto y que los alimentos llegan en perfectas condiciones.

Toda empresa busca rentabilidad, pero para conseguirla hay que invertir. Es algo que como empresario no siempre tuve tan claro como ahora. Cuando era más joven y empezaba en esto era un ahorrador nato y cualquier gasto extra me parecía superfluo y un riesgo para las finanzas de la empresa. Pero, poco a poco, descubrí que la falta de inversión suponía no solo un freno para el negocio, sino incluso un riesgo para su viabilidad.

Ahora que la empresa de transportes está en su mejor momento, no quiero dormirme en los laureles y vamos a hacer algunos cambios, espero que a mejor, por supuesto. Uno de nuestros servicios estrella es la distribución de alimentos incluyendo distribuidor de zanahorias congeladas para hosteleria. Para hacer este servicio adecuadamente no solo necesitamos buenos transportistas profesionales, sino también vehículos adecuados. Y es aquí donde vamos a invertir.

No va ser una completa flota nueva de vehículos porque tampoco quiero pasarme con los riesgos, pero sí que vamos a adquirir varios vehículos especiales para transporte de alimentos a temperatura controlada para sustituir los más viejos de nuestra antigua flota. La dificultad en este caso estriba en elegir el vehículo adecuado que mantenga una buena relación de coste y servicio ya que estamos hablando de una inversión importante.

En el pasado, de hecho, tuve algún problema con las furgonetas y los camiones cuando nos especializamos en distribuir alimentos. Aunque ya tenía un poco de experiencia como distribuidor de zanahorias congeladas para hostelería, descuidamos algún aspecto en el mantenimiento de los vehículos y en alguna ocasión se nos estropeó la carga, algo que no se puede permitir en una empresa que sirve alimentos. Los clientes necesitan, no solo un servicio rápido, sino también de calidad. Y aquello fue un borrón para nuestra empresa. 

Por eso es tan importante contar una flota de vehículos a temperatura controlada de calidad y con un mantenimiento asegurado. Si añades a ello buenos profesionales y una agenda de contactos importante tanto de clientes como de suministradores, tendrás la base para asegurar el futuro de la empresa.

Yo también era de las que pensaba que comprar alimentos por internet no era lo más práctico. Estamos muy acostumbrados a ir a la tienda y elegir físicamente cada producto. Pero he aprendido que por internet también se pueden comprar muchos tipos de alimentos, incluso productos frescos. Hay que tener en cuenta que el futuro va en esa dirección y los sectores implicados, tanto las empresas de alimentación como los supermercados o los distribuidores están interesados en optimizar ese canal de venta para consolidar una nueva fuente de ingresos.

Pero para consolidar ese canal, se han tenido que invertir muchos recursos de cara a convencer al consumidor de que también puede tener confianza comprando alimentos por internet. Y si vosotros aún no estáis convencidos, os contaré mi experiencia. Es cierto que no lo compro todo por internet, pero sí muchas cosas. Lo primero es que hay que saber elegir. Si un producto lo encuentras en la tienda de debajo de casa al mismo precio, ¿para qué lo vas a comprar por internet?

Sin embargo, la red es útil para otro tipo de productos. Por ejemplo, yo quiero Comprar online quesos suizos porque sé que ese tipo de queso no lo voy a encontrar fácilmente, y mucho menos en la tienda de la esquina. Lo primero que hay que hacer es un barrido por internet para ver qué hay en primera instancia. Pero cuidado, no todas las tiendas son iguales, ni ofrecen la misma confianza.

¿Cómo sabéis vosotros que una tienda física es de confianza? Porque te han hablado bien de ella, porque la ves limpia y con productos frescos, porque los dependientes saben de lo que hablan, etc. Pues en internet es parecido. Es importante averiguar la reputación de la tienda echando un ojo a sus redes sociales y a las opiniones tanto en los buscadores como en las propias redes. 

Así mismo también hay que averiguar la forma en la que sirven los pedidos. Si estamos buscando para Comprar online quesos suizos, hay que tener en cuenta que el queso es un alimento delicado que no se puede distribuir de cualquier manera. Todo ello es lo que tenemos que comprobar antes de comprar.

Nuestra empresa es una de las referencias en el sector de la distribución de alimentos para hostelería y restauración. Trabajamos ofreciendo el mejor servicio a nuestros clientes siguiendo unas pautas muy exigentes: un servicio de transporte exquisito en el que cuidamos al detalle todo el proceso para mantener la alta calidad de los productos, una gran variedad de productos alimenticios, tanto precocinados como congelados y un compromiso con el entorno para que nuestro trabajo repercute de forma positiva en el entorno. 

De cara a nuestros clientes, y basándonos en nuestra propia experiencia en el negocio, somos conscientes de que lo más importante es ofrecer un amplio catálogo de productos de calidad, desde marisco o pescado hasta otros más específicos siendo también Proveedor de pimientos congelados para hosteleria. Entendemos que negocios de hostelería como bares o restaurantes, pero también hoteles o cocinas de colegios precisan la mayor variedad posible, haciendo especial hincapié en la calidad del producto. 

Pero este producto ha de llegar en las mejores condiciones a su destino. En este sentido, cuidamos al máximo nuestros propios proveedores. Sabemos de dónde procede de cada alimento, siendo posible su completa trazabilidad. Por ejemplo, siendo un Proveedor de pimientos congelados para hostelería estamos comprometidos con que este producto respete los más altos estándares de calidad desde que es recolectado hasta que se lo servimos al cliente.

Así mismo, la agilidad es otro aspecto muy importante en este negocio. Sabemos que nuestros clientes necesitan un servicio rápido que cubra sus necesidades en el menor tiempo posible ya que sus propios clientes así lo demandan. Por último, no hay que olvidar que contamos con profesionales de primer nivel formados tanto en el transporte como en la propia manipulación de alimentos. Ellos son los encargados de hacer llegar el pedido en tiempo y forma allí donde nuestros asociados lo demanden. 

Por todo ello, podemos presentarnos como un mayorista especializado que gracias a sus años de experiencia ha logrado dominar todos los parámetros de este negocio siendo una de las referencias en nuestro entorno por profesionalidad y atención al cliente.

Por obligación, desde hace unos meses me he tenido que poner al día con la compra de productos por internet. Siempre he sido bastante reacio, sobre todo con la ropa, por aquello de que nunca sabes cómo te va a quedar, pero lo que no sabía es que esta crisis iba a suponer que me aficionara tanto a hacer las compras por internet también de alimentación.

Sé que, desde años, muchas grandes empresas (concretamente una que todos conocemos) lleva intentando implementar en su negocio la compra y distribución de alimentos. Para ellos sería un salto más en su objetivo de dominar el mundo de la distribución al por menor: porque una cosa es enviar libros o pantalones, y otra fruta y mantequilla natural. Hace bien poco, casi nadie se planteaba dejar de ir al supermercado y hacer la compra de alimentación desde casa, pero con la situación que hemos vivido en los últimos tiempos se han producido unos importantes cambios en los hábitos de consumo. 

Muchos nos vimos en la obligación de hacer la compra en el supermercado por internet en lo peor de la pandemia, y algunos le cogieron el gusto. Sinceramente, no creo que a corto plazo vayamos a romper por completo con los súper físicos, pero sí es cierto que este año ha servido para replantearos algunas cosas. 

Y no solo se trata de comprar productos al gigante por todos conocido, sino también a pequeñas tiendas o marcas de toda la vida. Por ejemplo, mientras buscaba mantequilla natural me di cuenta de que el supermercado que tengo más cerca de casa no sirve la mantequilla de la marca que yo estaba buscando. Entonces busqué por internet y confirmé que la podía comprar por otros medios. 

Es cierto que no sale rentable comprar solo un paquete de mantequilla por internet por el tema de los gastos de envío, pero entonces se comprueba que esa misma tienda también me puede ofrecer otros productos interesantes para completar la compra. Y así es que uno se va acostumbrando ahorrar tiempo y tener en casa la compra que uno desea sin pasar tanto por el súper.

Los espaguetis o el arroz frutti de mare son de los productos más demandados de una carta. Se trata de combinar la pasta o el arroz con productos del mar, como langostinos y deliciosos mejillones. Es un plato que gusta todo el año y que tiene auténticos fans que siempre lo van a pedir cuando comen fuera de casa.

Pero los mariscos no siempre están disponibles en la plaza a un precio razonable. No hay más que ver lo que sucede en navidades, cuando los precios acaban siendo desorbitados. Pero, además, no siempre están en las mismas condiciones. Los mejillones, por ejemplo, están perfectos unos meses, pero el resto del año las cáscaras prácticamente no se llenan.

Por eso, contar con un Proveedor de mejillones precocinados congelados y otros mariscos es lo más adecuado para poder contar siempre con los mejores ingredientes para tus arroces o espaguetis frutti de mare y que tus clientes puedan tener siempre platos perfectos para degustar sin tener que esperar a momentos concretos del año.

El tener congelados también facilita no tener que variar la carta, ya que podrás ofrecer ese plato siempre, sin importar si en el mercado hay o no material fresco. Sabrás que cuentas con suficiente mercancía en tu congelador y que podrás cocinar lo que haga falta.

Otra de las ventajas de los mejillones precocinados congelados es no tener que limpiarlos. Porque todos sabemos que eso lleva un tiempo precioso en la cocina que de esta manera puede ahorrarse. Si bien los mejillones frescos son los mejores para servir en recetas como los mejillones al vapor, cuando son parte integrante de una receta en la que no son el elemento principal, la diferencia va a ser prácticamente inapreciable.

El precio de los frutti de mare también será mucho más competitivo con el marisco congelado, ya que de otra forma podría llegar a tener un precio bastante algo cuando hay escasez o en fechas en las que la demanda es muy alta, como las mencionadas celebraciones navideñas.

Si el proveedor es de confianza y el producto de alta calidad, los comensales estarán muy satisfechos y el local podrá disfrutar de todas las ventajas de los productos congelados, con calidad garantizada y con todo el sabor de estos alimentos, que le dan un toque especial a cualquier plato del que forman parte.

La guerra entre las mantequillas y las margarinas viene de lejos. La mantequilla siempre se ha utilizado de forma tradicional para el pan en el desayuno y también para cocinar muchos postres. En la cocina española no es tradicional cocinar con mantequilla, pero si se usa para hacer en la sartén determinadas tortillas dulces o crepes.

Cuando se descubrió el efecto nocivo que las grasas podían tener en el sistema cardiovascular, las grasas de origen animal fueron todas introducidas en el mismo saco y se les dio un matiz totalmente negativo. En ese contexto, llegaron al mercado las margarinas, un producto que visualmente era muy similar a la mantequilla, pero que al tener un origen vegetal se presentaba libre de colesterol y por tanto una alternativa de grasa sana.

Pero con el paso del tiempo se han estudiado mucho mejor los efectos de las grasas en el organismo y nos encontramos con que no todas las grasas de origen animal son iguales. Al contrario, las hay que perjudican a nuestro sistema cardiovascular y contribuyen a que las arterias se obturen, pero las hay que son beneficiosas para el organismo. Nos enteramos así de que el pescado azul, denostado por su grasa, era en realidad una fuente de Omega-3 muy valiosa y que no solo no había que privarse de su consumo, sino que se podía tomar tanto como se deseara.

Lo mismo sucedió con los huevos, que han pasado de limitarse a uno o dos a la semana a poder tomarse hasta una docena incluso si no se tienen ninguna patología que nos recomiende tener cuidado con ellos. Y, por supuesto, está pasando también con la mantequilla que ha cambiado de bando y ha pasado de ser una grasa mala a ser una grasa totalmente saludable y que es muy recomendada cuando se consume con moderación.

Curiosamente, las margarinas, han cambiado también de bando ya que se ha descubierto que muchas están elaboradas con grasas de origen vegetal nada saludables, como los aceites de palma, por lo que la mantequilla ha vuelto a ocupar el papel que nunca ha debido perder en nuestra mesa. Sobre todo, teniendo en cuenta que el consumo de mantequilla es en general moderado, ya que se usa para untar unas tostadas o para añadir una cucharadita al café, tal y como recomiendan algunas dietas modernas cuyo objetivo es, sorprendentemente, el de perder peso.

No es que vaya demasiado a los supermercados pero el otro día no me quedó más remedio que ir porque mi madre tenía unas cosas que hacer y me dejó la lista de la compra preparada, y me llamó mucho la atención que había muchos productos de la central lechera asturiana. Cuando llegué a casa le pregunté a mi madre el porqué y me dijo que era para aprovechar los central lechera asturiana códigos. Me pareció muy bien porque así de esa forma puedes conseguir descuentos en productos para otras futuras compras.

Con lo del coronavirus ir al supermercado se convirtió en una odisea, porque el límite de compradores hacía que se formasen unas colas bastante largas. He llegado a ver colas que podían llegar a sobrepasar los cien metros y eso que no vivo en una ciudad demasiado grande y hay bastantes supermercados donde la gente podía escoger. Nunca me había ni imaginado algo así, no sé cuanta gente se permitía que estuviesen a la vez dentro de un mismo supermercado pero lo que sí sé es que los compradores tenían un límite de tiempo para hacer sus compras, algo que me pareció completamente lógico para que todo el mundo tuviese la oportunidad de entrar a comprar. Menos mal que mientras que duró el confinamiento ir al supermercado no era una de mis tareas, esa tarea se la pedía mi madre para así poder salir un poco de casa, yo me conformaba con poder ir a la panadería, lo cual me dejaba cinco minutos al día para salir a la calle. Esos cinco minutos para mi eran una satisfacción hasta que un día se me acercó un militar a ver a dónde iba, menos mal que tenía la panadería a menos de cinco metros.

Eso me hizo ser más previsor porque parecía que andaban buscando a gente a quien multar y desde ese día primero aseguraba el camino y después iba, no iba a dejar que me acosaran los militares a diario, además el militar que se me había acercado ni tan siquiera llevaba una mascarilla puesta, lo cual le comenté y se alejó un poco.

Han sido meses duros y aunque nos cuentan que todavía puede venir lo peor para otoño, vamos a tratar de pasar el verano de la mejor manera posible y ya veremos lo que sucede después. Por el momento, el barrio vuelve a la vida y mi negocio también. Tengo una cafetería que también vende productos de alimentación gourmet en un barrio residencial. Fue el hecho de tener también tienda de alimentación lo que me permitió no cerrar el negocio con el confinamiento.

Fue una situación muy extraña para mi local. No hay otro negocio así en el barrio, que combine cafetería clásica con tienda. El local está dividido en dos espacios. Por un lado, la cafetería con un servicio clásico y, por otro, una barra para la tienda en la que vendemos productos frescos, artesanales, pan, queso, etc. De hecho, en un principio costó hacer entender al cliente de la zona el ‘concepto’ del proyecto, pero finalmente fuimos haciéndonos con una clientela fiel. 

Al tener que cerrar la parte de la cafetería, tuve que hacer cambios. Debía ahorrar costes porque iba a tener menos ingresos. Dejé de pedir determinados productos a mis distribuidores, dejé de comprar congelados horeca, café y leche que era lo que más se vendía en época normal, cerveza, etc. Además, en la zona están haciendo muchos edificios y obras con lo que tenía mucha clientela de trabajadores y operarios que venían a desayunar al local. Al principio, las obras también pararon y aunque luego se recuperaron, se redujo el horario y la cantidad de personal de la mayoría de ellas. Con todo, yo seguía sin poder servir en mesa, aunque se me permitía dar bocadillos y café para llevar.

Ahora que ya estamos recuperando el ritmo, todavía el negocio se resiente. En el interior del local he tenido que quitar varias mesas para guardar la distancia de seguridad y, como no tengo posibilidad de terraza porque la calle es muy estrecha, voy a tener que pasar una temporada apostando más por la tienda. Aunque ya he recuperado el ritmo con los distribuidores y voy a volver a comprar congelados horeca y el resto de suministros, tendré que apretarme el cinturón y confiar en que no haya apocalipsis en otoño.