En mi casa estamos pensando en hacer una pequeña reforma cocina, aunque casi la única reforma que hay que hacer es cambiar el horno, que es lo que nos está provocando los problemas, ya que la puerta no cierra del todo bien y nos está chamuscando los muebles que hay al lado del horno. Pero tenemos un pequeño problema, mi tía pretende que instalemos el horno que ella quiere y a mi madre y a mí no nos hace ninguna gracia que nadie decida nada por nosotros lo que se instala en nuestra casa, mi tía que decida lo que pone en su casa y que nos deje tranquilos, por mucho que ella se dedique a vender electrodomésticos. Tenemos que poner un nuevo horno que tenga la capacidad suficiente para hacer todos los platos que a mi madre le gusta cocinar en su horno.
Por el momento, creo que esa va a ser la única mejora que le vamos a hacer a nuestra cocina, ya que hace ya algunos años mi madre hizo una reforma más o menos seria para que la cocina dejase de verse como la de la serie de cuéntame. Se veía ya demasiado envejecida y desfasada a su tiempo. Pero eso sí, los antiguos muebles de aluminio siguen estando en mi casa. Ya no están en la cocina, pero mi madre los ha aprovechado para almacenar cosas en el balcón de nuestra cocina. Siempre he admirado la forma de aprovechar las cosas que tiene mi madre y en ese aspecto nos parecemos bastante. Por mi parte unos mueble a los que todavía se les puede sacar partido no los tiro, los aprovecho hasta el último suspiro. Y eso debería de hacer todo el mundo pero por lo que parece, prefieren tirar las cosas viejas y comprar otras nuevas sin pensar en el aprecio que les tenías a las viejas. Esta forma de actuar no es la correcta, con eso lo único que se consigue es aumentar el consumismo, que es precisamente lo que buscan todas las empresas que venden algo, hay que aprovechar mejor las cosas.