Cada vez que alguien recita en algún lugar del mundo la frase hecha “sin café no soy persona” muere una decena de gatitos. Pero sí, vale, de acuerdo, yo también puedo matar por un café. La primera vez que me di cuenta de que el café no era una bebida cualquier fue allá por 1991 cuando comenzaron a emitir la serie Twin Peaks en televisión. En ella, varios personajes estaban totalmente enganchados y el protagonista, el agente Cooper, disfrutaba cada trago de café con una sonrisa de oreja a oreja.

Nunca he llegado al nivel de Cooper, pero el café ocupa una parte importante de mi vida. Aunque me costó. Cuando todo el mundo tomaba café en la tasca de la universidad yo optaba por el té. Y es que la cafeína siempre ha tenido un efecto excesivo sobre mi ánimo: es decir, generalmente no necesito un aditivo para estar despierto… Pero un buen día, mientras hacía un curso, me dio por tomar un café porque se les había acabado el té y le empecé a pillar el gusto.

Justo antes de escribir estas líneas he usado mi cafetera microondas, he esperado con calma a que estuviera lista, me he servido un poco en mi taza preferida y a pasar la mañana. Sigo tomando café desde aquel día en aquel establecimiento sin té, pero eso sí, lo suelo tomar descafeinado: café muy cargado, descafeinado, con una gotita de leche y sin azúcar ni edulcorante. Una cosa rarísima.

Y es que nos hemos vuelto unos sibaritas. En otros tiempos tú pedías un café y punto. Ahora la gente entra en una cafetería y se vuelve loca: ponme un café corto de café, con sacarina, con leche templada y sin espuma… ¡qué sopor!

De todas formas, yo sí sigo siendo persona sin café. Por ejemplo, este verano fui persona y no tomé ni un café en 3 meses. Cambié un poco mis rutinas debido al calor entre otras circunstancias y no tomaba nada por las mañanas, solo agua. Ahora bien, llegó el invierno y no me pude resistir, tuve que volver al café bien calentito de mi cafetera microondas.

Todas las marcas de coches tienen en su haber algún modelo tremendamente exitoso del que han vendido miles y miles de unidades. Esto ocurre porque se trata de modelos que conjugan muy bien prestaciones y un buen precio y que a menudo se adaptan a diferentes circunstancias. Por ejemplo, son coches que gustan a las personas jóvenes y solteras pero que son suficientemente amplios como para acomodar a una familia con uno o dos hijos.

Si te has comprado uno de esos coches seguro que te cansas de verlo aparcado ya sea en la calle ya sea en un centro comercial, y coincidir al lado de uno o dos iguales o muy parecidos. Localizar un coche de estos por la vista no es fácil porque puede haber muchos idénticos en un parking. Pero para conseguir que el coche se vea un poco más personalizado hay trucos económicos y eficaces.

Las pegatinas vinilo coche son uno de los mejores trucos para que tu coche se distinga. Puedes ponerle algunas pegatinas y lo verás totalmente diferente. La moda hasta ahora dictaba que las pegatinas se ponían en la parte de atrás del coche, pero las cosas han cambiado. Ahora es fácil verlas en el depósito de la gasolina, de hecho hay muchos modelos pensados para poner ahí. Pero también puedes verlas en las puertas o en la parte de delante del vehículo.

El vinilo respeta la pintura y este es uno de los motivos por los que cada vez se van más pegatinas en los coches. Al contrario que las antiguas que una vez que se pegaban quedaban totalmente adheridas a la pintura y era fácil que esta se fuera con el adhesivo si se trataba de quitar, los vinilos se pegan y se despegan con facilidad y no dejan marca si se retiran en un tiempo prudencial.

Evidentemente, si se dejan mucho tiempo pasará que la pintura de alrededor sufra el paso del tiempo mientras que la que está bajo el vinilo no, por lo que podría notarse un poco más brillante. En cualquier caso, nunca se verá la pintura dañada y eso es lo que realmente interesa. Estas pegatinas son similares a las que se ponen en muchos coches comerciales o en taxis para que se vea la publicidad de una marca sin tener que rotular todo el vehículo, lo que es muy caro y además definitivo.