Versátiles, sofisticados y económicos, los estores noche y día se han convertido para millones de personas en un imprescindible de la decoración de los hogares. Estos accesorios se caracterizan por su sistema de enrollado vertical y, especialmente, por la presencia de dos telas que operan de forma separada: una opaca y otra transparente. Así, mientras la primera neutraliza el paso de la luz, la segunda lo habilita.

 

Por lo general, los Estores noche y día baratos a medida se componen de tejidos sintéticos, como el PVC o el poliéster, empleando tecnologías de vanguardia que los diferencian de cualquier otro tipo de estor o cortina disponible en el mercado.

 

Pero ¿en qué estriban esas diferencias?, ¿qué justifica su superioridad frente a estores translúcidos u opacos? Una respuesta breve es la polivalencia, la capacidad para cumplir las funciones de los estores mencionados.

 

Por ejemplo, un estor de tela translúcida posibilitará el paso de la luz, tamizándola ligeramente, para generar ambientes bien iluminados pero íntimos. Los estores noche y día, por su parte, pueden conseguir este mismo efecto combinando adecuadamente sus telas opacas y translúcidas. En determinados momentos del día, siempre será posible subir la tela opaca para maximizar la iluminación en interiores.

 

Por su parte, los estores opacos son más limitados en sus funciones. Bloquear el paso de los rayos ultravioleta o permitir su entrada libre, tales son sus prestaciones. Este ‘todo o nada’ brilla por su ausencia en los estores noche y día, cuyas telas translúcidas y opacas se combinan para proporcionar el grado de privacidad y luminosidad requeridos en cada momento.

 

No obstante, el estor noche y día comparte con los anteriores su valor ornamental y posibilidades decorativas. Estos productos están disponibles en un amplio abanico de diseños, con tejidos y colores para todos los gustos y necesidades. De ahí que se adapten a cualquier estilo decorativo.

Un hijo siempre es un hijo y un padre siempre es un padre, pero llega un momento en la vida en la que son los hijos los que tienen que encargarse de los padres. Y a veces cuesta que las dos partes asuman su nueva posición. En el caso de nuestra familia tampoco ha sido sencillo y más cuando mi padre empezó a mostrar síntomas de que algo no iba bien a nivel psicológico.

No tenemos ninguna experiencia en casa con esta clase de problemas. No hemos tenido que ir nunca al psicólogo y por eso resulta más difícil aceptarlo. Mi padre era consciente del problema de depresión que empezaba a padecer, pero nadie quiere admitir en primera instancia algo así, sobre todo cuando has pasado media vida asumiendo una gran carga de responsabilidad, tanto laboral como familiar. Por ello fuimos los hijos los que debimos tomar el control y buscar mejor psicólogos en Pontevedra, confiando en que un profesional nos diera las claves de su situación para comenzar a revertir la situación.

Por suerte, la salud mental empieza a dejar de ser un tema tabú también en nuestra sociedad. Parecía que solo las enfermedades físicas, y dentro de ellas las más mediáticas, tenían nuestra atención, como si todo lo demás no existiese. Así vivimos dos años, con el alma en vilo por un virus, mientras el resto de dolencias y enfermedades continuaban ahí. Y ahora la salud mental se ha visto muy afectada por la situación. 

El problema de estas enfermedades y trastornos es que no son tan visibles ni tan fácilmente diagnosticables. Si tienes un hueso roto, se ve en una radiografía, pero, ¿qué pasa con la mente? Por eso hemos buscado mejor psicólogos en Pontevedra para abordar el caso de nuestro padre. Por suerte, finalmente parece haber aceptado que tiene un problema y que nosotros no le podemos ayudar como nos gustaría y que es necesario que acuda a un especialista en su situación. Confiamos en que estemos tiempo para revertir la situación y que mi padre vuelva a sentirse bien, como siempre.