No hace mucho estaba viendo la televisión dijeron que los intolerantes a la lactosa no podían tomar leche pero sí que podían tomar otros derivados leche, eso me pareció muy extraño ya que sobreentendía que los que era intolerantes a la lactosa no podían tomar nada que viniese de la leche, pero al parecer estaba equivocado.

 

Es cierto que no te puedes creer todo lo que se ve en la televisión, pero es cierto que se pueden aprender un montón de cosas viendo la televisión. Yo personalmente siempre digo que si me hubiesen dado las clases en la televisión, tanto en el colegio como en el instituto, hubiese sacado unas notas mucho mejores de las que saqué. Ya que si veo algo en la televisión dos veces me lo aprendo de memoria, y eso es algo que no todo el mundo puede decir.

 

Pero hay que decir que no toda la televisión enseña, hay canales que no pueden enseñar nada porque tienen unas programaciones tan malas, que los programas que ponen ninguno tiene el potencial de enseñar nada. Después hay otros que por el contrario, puedes aprender de ellos cosas que nunca hubieses imaginado. Pero de donde de verdad se aprende en la tele es de los canales en los que ponen documentales. Aunque hay que decir que en muchos documentales te dan su punto de vista sobre lo que están hablando, pero seguro que hay otros documentales que tratan el mismo tema pero desde otro punto de vista. Por eso tienes que ver los dos y tener un punto de vista más global, pero no significa que uno de los dos documentales estuviese equivocado.

 

El canal con el que más aprendo es el discovery, en el cual te muestran un montón de cosas que te podrías imaginar pero que no sabías como lo hacían. Y también me gusta ver los concursos en los que hay que demostrar la inteligencia y la sabiduría que tiene cada uno de los concursantes. Es increíble lo poco que se gana en los concursos en los que hay que saber para ganar y lo mucho que pueden ganar en los que no hay que demostrar nada de sabiduría, es muy raro.

La tasación negocio es la única manera fiable de saber el valor real de una empresa o negocio dejando a un lado los aspectos subjetivos. El valor que para uno mismo tiene una empresa que tal vez ha levantado con sus manos y en la que lleva trabajando media vida no tiene por qué corresponderse con su valor real. También es normal poner en la balanza todo lo que se ha invertido a lo largo de los años sin pensar en lo que ya se ha amortizado o en que hay cosas que pueden haber perdido mucho valor.

Todo esto hace que sea muy difícil saber el precio objetivo de un negocio y, por tanto, saber cuánto pedir cuando se va a vender, llegado por ejemplo el momento de la jubilación. No deja de ser habitual que haya empresas que van bien pero que no se venden, aunque llevan mucho tiempo en el mercado porque sus dueños se empeñan en ponerles un valor muy por encima del real.

Por supuesto, tampoco es cuestión de vender las cosas por debajo de su valor y perder dinero, por eso, una empresa de tasación es la mejor solución en estos casos. Profesionales que saben qué tablas aplicar para valorar la empresa tanto por lo que valen sus bienes materiales, como por ejemplo las máquinas o los locales que posean como por lo que vale la empresa por su posición en el mercado.

Dado que los tasadores son totalmente ajenos al negocio y no tienen ningún interés en dar un valor u otro, pueden ser excelentes intermediarios en una venta, marcando el precio de referencia. Para ello, el pretendiente a comprador y el vendedor pueden elegir una empresa de tasación en la que ambos confíen y comprometerse a aceptar el importe que estos marquen.

En algunos casos, las empresas de tasación pueden encargarse también de todo lo que se refiere a la compraventa, facilitando todo el papeleo y haciendo que la transacción sea mucho más sencilla. A cambio de esto, se llevarán una comisión en la venta o cobrarán una cantidad fina previamente pactada, según hayan acordado antes de comenzar el negocio.

Las tasaciones también se realizan cuando en una sociedad uno de los socios quiere marcharse y vender su parte al resto, siendo la forma más justa de valorar ese porcentaje y de que todo el mundo pueda estar seguro de hacer un buen negocio.