Desde pequeña fantaseaba con casarme, de blanco, en un castillo y con mi príncipe azul. Sé que en los tiempos que corren todo esto puede sonar cursi, pero siempre ha sido una de mis ilusiones… al menos hasta que superé la adolescencia. Después seguí queriendo casarme, pero descubrí que no existen los príncipes azules (ni verdes) y que los castillos se alquilan y poco tienen que ver con los de los cuentos.

Cuando conocí a Andrés me pareció de todo menos un príncipe azul. No hubo flechazo ni sonaron campanas. Trabajábamos juntos y lo primero que hicimos fue discutir. Entró en mi grupo en un proyecto de mi empresa y rápidamente saltaron chispas. Y así pasamos un tiempo hasta que yo dejé ese proyecto. Meses más tarde nos encontramos en el autobús de vuelta a casa y tuvimos que tener la típica conversación banal. Pero un frenazo del conductor lo precipitó sobre mí: yo grité y todo el mundo nos miró. Y así fue como nos enamoramos.

Con Andrés no coincido en nada, pero nos queremos. Solo hay una cosa que teníamos clara con respecto a nuestra boda, no queríamos aburridos regalos. Y entonces surgió la oportunidad de colaborar cancer con tu evento Madrid. Andrés tiene un amigo que trabaja en una fundación de lucha contra el cáncer y nos habló de la posibilidad de que la boda tuviese un toque solidario y nos pareció ideal.

Aunque yo soy una romanticona, no me gusta ese aire a negocio que parecen tener las bodas actualmente, con tanto dinero, tantos regalos y demás. Una vez que acepté que lo del castillo estaba pasado de moda y que mi príncipe azul llegaba gafas y no sabía montar a caballo, quise que mi boda fuera algo diferente: fue una forma de demostrarle a la niña que todavía llevo dentro que he crecido.

Instalamos una serie de urnas en el recinto de la boda para colaborar cáncer con tu evento Madrid y fue todo un éxito. Yo me lo pasé divinamente y sentí que mi boda había sido algo más que juntar a mucha gente para comer y beber.

Hay trabajos que no obligan a vestir según los cánones ejecutivos, pero eso no quiere decir que se pueda ir a trabajar de cualquier manera. Ofrecer una imagen informal pero que no reste profesionalidad es importante en cualquier trabajo y por eso hay que elegir bien los complementos que se llevan y las prendas de ropa que conforman el fondo de armario. Aunque muchas son las claves, vamos a dar dos para el verano y dos para el invierno que pueden servir de pista.

Tus imprescindibles para el verano:

– Las camisetas. Las camisetas son imprescindibles en cualquier look veraniego, pero todos sabemos que no todas son iguales. No vas a tener la misma imagen con una camiseta básica de pocos euros que con una de marca que tiene un tejido de más calidad y que ofrece otra imagen totalmente diferente. Si lo que te preocupa es el precio aprovecha las rebajas para buscar, por ejemplo, ofertas Camisetas Polo mujer y hacerte con diferentes modelos en distintos tonos. Estas camisetas Polo son ideales para poner con pantalones de tela, vaqueros, faldas cortas o largas. Su versatilidad hace que sea un complemento ideal para la oficina.

– Las zapatillas deportivas. Están de moda y no importa que seas una chica de veinte o una mujer con la jubilación a la vuelta de la esquina. En verano lo que se lleva son las zapatillas y se combinan incluso con vestidos cortos o largos. Para ir a la oficina son perfectas porque permiten estar cómoda todo el día. Eso sí, escoge modelos de calidad que no desentonen con el resto de tu indumentaria.

Tus imprescindibles para el invierno:

– Los jerséis de cuello vuelto. No importa si en tu trabajo hay una buena calefacción porque los hay más finos o más gruesos, pero esta prenda elegante no va a pasar nunca de moda, sobre todo cuando se escogen jerséis de muy buena calidad como los realizados con lana cachemira. Puedes usarlos con pantalones o con faldas, en cualquier caso siempre estilizan la imagen y quedan elegantes, sobre todo combinados con algún collar adecuado.

-Los botines. Ni bota ni zapato, lo ideal son los botines de diario ya que con ellos puedes salir del paso los días en los que amenaza un chaparrón y no quieres llevar botas y estarás siempre elegante y cómoda. Puedes combinarlos con prácticamente toda la ropa y los hay en diferentes altos de tacón y adaptados a cualquier estilo.