Me costó sacarme el carné de conducir. Prefiero no ser demasiado específico pero fue para mí un pequeño infierno personal. Al final lo saqué, aunque en el último examen mi profesora habló con la examinadora, que era amiga suya. No asistí a la conversación pero le debió decir: “mira, este chaval se pone muy nervioso con el examen, pero sabe conducir. O le aprobamos o no aprueba por sí mismo jamás en la vida”. Y aprobé…

El caso es que después de “sacar” el carné le cogí gusto a conducir: sobre todo fuera de la ciudad. Cuando me cambié de ciudad el coche lo dejé en casa… y no lo cogí más. En Madrid solo he conducido en situaciones muy especiales cuando no había más opciones: llevar a mi mujer embarazada al hospital a parir… y cosas así. No me gusta nada el estrés al volante en una ciudad como esta: no lo soporto. Pero tengo que desplazarme de un lugar a otro y andando no es práctico en muchas ocasiones.

Después de ver Ofertas patines electricos esta pasada Navidad y tras habérmelo pensado una temporada decidí que quería probar. Algunos compañeros de trabajo ya usan sus patines para ir de casa al trabajo, cuando las distancias no son demasiado largas, sobre todo si vives en el barrio o cerca. Yo necesito tomar un autobús para ir al trabajo, pero con un patinete eléctrico lo hago en menos de 10 minutos.

Todo el mundo sabe el problema que existe actualmente con los patinetes: es la regulación que es bastante ambigua. Es cierto que pueden ser peligrosos, pero también los que vamos en patín sentimos el peligro. Yo lo tengo claro: llevo casco aunque no sea obligatorio, al menos de momento, en mayores de 16 años.

Aunque ya lo tenía pensado desde hacía algún tiempo, cuando vi las Ofertas patines eléctricos me decidí: compré uno bastante bueno (y caro) del que había oído hablar muy bien. Me dije que si no iba bien lo revendía como he hecho con muchas cosas. Pero no: estoy muy contento… y no tuve que sacarme el carné para llevar uno de estos.