La cremación ha ganado un número elevado de adeptos en los últimos años, y las proyecciones futuras de este servicio son halagüeñas: para el 2025, alrededor de 6 de cada 10 personas lo elegirán frente al enterramiento, de acuerdo con la Asociación Nacional de Servicios Funerarios. Este dato explica la demanda ascendente de tanatorios y Crematorio Zamora y de otras provincias, así como el incremento de las ventas de urnas funerarias.

 

Para comprar una urna cineraria o funeraria, los interesados deben prestar atención a aspectos como el material, el diseño o las opciones de personalización. El tamaño de la urna, en primer lugar, no es una cuestión baladí. La incineración resulta en 3 ó 4 litros de cenizas en individuos promedio, pero no todas las urnas se fabrican para contener los restos mortales de una única persona. Es el caso de las urnas matrimoniales, significativamente mayores, pues albergan los restos de dos adultos.

 

Respecto a la forma y colores del producto, las opciones son prácticamente ilimitadas, pudiendo solicitarse un modelo a medida. Son populares las urnas de cerámica, madera, mármol, cristal, bronce, terracota, piedra o fibra de vidrio, y en los últimos años, cada vez se demandan más modelos fabricados materiales ecológicos y biodegradables, capaces de degradarse de forma natural sin dejar huella en el medio ambiente. Estas últimas emplean métodos de fabricación altamente respetuosos con el entorno.

 

Como parte de la investigación de compra, el precio debe tomarse en cuenta, pues la horquilla es elevada: de 100 a 500 euros, dependiendo del material y calidades de la urna en cuestión. Las de mármol y granito son probablemente los materiales más costosos, mientras que la madera y fibra de vidrio son las más asequibles. 

 

Lógicamente, se comercializan urnas desde 50 euros, y los clientes más selectos pueden pagar por ellas cantidades que superan holgadamente los 1.000 euros.

Si tienes una vivienda que no usas normalmente y en la que tienes una caldera de gas para la calefacción, debes de tener cuidado para que no acabe estropeándose por falta de uso. Por ejemplo, si vas a vender la vivienda, es frecuente que muchas personas quieran dar de baja el gas o dejar de usar los electrodomésticos para no tener gastos. Pero ahorrar en esas pequeñas cosas puede suponer que un comprador se eche atrás ya que sabe que si tiene que cambiar una caldera estropeada por falta de uso y también dar de alta el gas y esperar a que todo esté listo, no solo retrasará su entrada en el hogar, también tendrá que desembolsar bastante dinero extra.

El posible comprador puede exigir saber cómo está la caldera y si no está el gas dado de alta, no se podrá poner en funcionamiento. Puede exigir una rebaja por esto y lo normal será que cualquiera interesado lo haga, con lo que se perderá todo lo ahorrado. Incluso puede exigirse que esté operativo el servicio. Si bien el vendedor puede negarse, estará perdiendo oportunidades con compradores que solo quieren saber qué es lo que están comprando exactamente. Y peor se pone la cosa si el piso es para alquilar, ya que seremos responsables de que todo funcione correctamente para el nuevo inquilino y este puede exigir rebajas en los pagos hasta que no sea así.

Por eso, lo mejor es no dar de baja ningún servicio del hogar, tan solo contratar los mínimos posibles para pagar poco. Y hecho esto, encender la caldera de vez en cuando para asegurarse de que funciona. Antes de alquilar la casa es buena idea contratar un servicio de reparación de calderas en Pontevedra para que compruebe que todo funciona correctamente y así nos evitaremos problemas una vez que la vivienda se ocupe.

Es más que recomendable realizar todos los años la revisión de la caldera aunque solo se haya encendido de vez en cuando para comprobar que todo está bien. Son pequeños gastos que, a la hora de vender o alquilar, se verán recompensados. Pocos compradores quieren casas que no tengan los servicios dados de alta ya que saben que no solo tendrán que esperar a tener todo operativo, sino que pueden encontrarse con problemas, como por ejemplo que haya que hacer obras para actualizar la instalación al necesitar un nuevo alta.