El blanqueamiento es uno de los tratamientos más solicitados en cualquier clínica dental privada Santiago y de otros municipios. A partir de la mayoría de edad, la dentadura tiende a oscurecerse pese a los hábitos de higiene regular. Las técnicas de blanqueamiento —como la aplicación de geles, férulas o luces halógena, láser o LED— permiten devolver la luminosidad al esmalte.
El beneficio más inmediato del blanqueamiento dental es la mejora estética de la sonrisa. La imagen personal y profesional de millones de personas depende de una sonrisa cuidada, y la pérdida de brillo y blancor del esmalte ocasiona un grave perjuicio.
Los resultados de este tratamiento perduran durante dos o tres años, y sus efectos también son tangibles en la autoestima del cliente. Y es que una dentadura blanqueada supone un plus de confianza a la hora de afrontar las interacciones sociales y familiares.
En consecuencia, realizarse un blanqueamiento dental supone una ganancia en términos de seguridad y de autoconfianza, que se traduce en una mayor calidad de vida y también contribuye al rejuvenecimiento del rostro.
Aunque se catalogue como un tratamiento de estética dental, el blanqueamiento influye positivamente en la salud oral. Como parte de este proceso, el odontólogo realiza una limpieza en profundidad para suprimir el sarro y la placa adherida a los dientes, que restarían eficacia al tratamiento. Dado que estos residuos se vinculan con diversas enfermedades bucodentales, su eliminación —incluso tangencial— es altamente beneficiosa.
En comparación con otros tratamientos dentales, el blanqueamiento es accesible a grandes y pequeños presupuestos, no existiendo límites de ningún tipo si el interesado ha cumplido la edad de dieciocho años.
No obstante, los odontólogos desaconsejan el blanqueamiento a aquellos clientes cuyo esmalte presente roturas o fisuras. Asimismo, la hipersensibilidad o la caries dental pueden hacer inviable este tratamiento, que por otra parte presenta pocos efectos secundarios.