El cáncer de piel se ha revelado como uno de los grandes desafíos de la medicina moderna para el presente siglo. Se diagnostican al año unos trece millones de casos, nada menos. Para cualquier Clinica dermatologica en Vigo, existen condiciones que elevan la predisposición de una persona a padecer esta grave afección.
Por un lado, el nivel de melanina de la piel está correlacionado con el riesgo de contraer cáncer. Aunque cualquier tipo de piel es vulnerable a esta enfermedad, las pieles claras o escasamente pigmentadas están más expuestas, por la menor protección que ofrecen contra los rayos ultravioleta. En contraste, las pieles oscuras presentan un «barrera» de melamina más eficaz contra la radiación.
Con independencia del grado de pigmentación de la piel, la sobreexposición a los rayos UV, sobre todo de fuentes artificiales (cabinas o camas de bronceado, por ejemplo) incrementa la posibilidad de desarrollar cáncer. Esta tecnología también puede causar quemaduras y reacciones alérgicas y acelerar el envejecimiento cutáneo.
Asimismo, determinadas patologías hereditarias están detrás del cáncer de piel. Es el caso del síndrome del nevus, cuyos afectados desarrollan un amplio espectro de tumores malignos, o el xeroderma pigmentoso, afección que deteriora la capacidad de la piel para restaurar sus estructuras dañadas, usualmente por efecto del sol, de modo que quienes lo padecen están más expuestos al cáncer cutáneo.
El tejido cicatricial que sigue a quemaduras y otras lesiones de gravedad es más proclive a padecer cáncer. Otra circunstancia propiciatoria es la radiación ionizante a la que se ven expuestas las personas sometidas a un tratamiento de radioterapia.
Por último, la edad avanzada supone un factor de riesgo, pues el melanoma, los carcinomas y otras clases de cánceres muestran una mayor prevalencia en la tercera edad. La razón es la radiación solar acumulada con el paso del tiempo.