Cuando sales a hacer trekking es necesario revisar todo el equipamiento. Necesitas llevar agua, un chubasquero por si llueve, una mochila no muy grande ni muy pequeña para poder cargar con lo que necesites o con lo que te sobre. Entonces es cuando te atas los cordones de tus botas de caminar, y te vas al monte. Tengo la suerte de vivir cerca de uno que me permite hacer trekking sin tener que coger el coche.
Me encanta el senderismo. Es una de mis actividades favoritas. No se me da muy bien, pero me gusta el reto que supone. El otro día, salí de excursión y me di cuenta de que había olvidado mi mochila. Me enfadé un poco conmigo misma, pero decidí continuar sin ella. Me alegro de haberlo hecho, porque me lo pasé muy bien. Es una forma estupenda de hacer ejercicio y respirar aire fresco. Puede ser un reto, pero eso es parte de la diversión. La próxima vez que salgas de excursión, no olvidaré mi mochila, ya que la caminata fue realmente dura esta vez. Las colinas eran más empinadas que de costumbre y el camino era más estrecho. Pero seguí adelante, decidido a terminar la caminata. A mitad de camino, empecé a sentirme muy cansado y sediento. Sabía que, si no encontraba agua pronto, empezaría a deshidratarme.
Afortunadamente, había un arroyo cerca y pude beber hasta saciarme. Me senté a descansar y a disfrutar del paisaje. Después de unos minutos, me sentí renovado y listo para terminar la caminata.
Me alegro de no haber dejado que mi olvido me impidiera disfrutar de una gran caminata. Fue un buen recordatorio de que, incluso cuando las cosas no salen como las planeamos, podemos seguir divirtiéndonos y logrando nuestros objetivos.