Por obligación, desde hace unos meses me he tenido que poner al día con la compra de productos por internet. Siempre he sido bastante reacio, sobre todo con la ropa, por aquello de que nunca sabes cómo te va a quedar, pero lo que no sabía es que esta crisis iba a suponer que me aficionara tanto a hacer las compras por internet también de alimentación.
Sé que, desde años, muchas grandes empresas (concretamente una que todos conocemos) lleva intentando implementar en su negocio la compra y distribución de alimentos. Para ellos sería un salto más en su objetivo de dominar el mundo de la distribución al por menor: porque una cosa es enviar libros o pantalones, y otra fruta y mantequilla natural. Hace bien poco, casi nadie se planteaba dejar de ir al supermercado y hacer la compra de alimentación desde casa, pero con la situación que hemos vivido en los últimos tiempos se han producido unos importantes cambios en los hábitos de consumo.
Muchos nos vimos en la obligación de hacer la compra en el supermercado por internet en lo peor de la pandemia, y algunos le cogieron el gusto. Sinceramente, no creo que a corto plazo vayamos a romper por completo con los súper físicos, pero sí es cierto que este año ha servido para replantearos algunas cosas.
Y no solo se trata de comprar productos al gigante por todos conocido, sino también a pequeñas tiendas o marcas de toda la vida. Por ejemplo, mientras buscaba mantequilla natural me di cuenta de que el supermercado que tengo más cerca de casa no sirve la mantequilla de la marca que yo estaba buscando. Entonces busqué por internet y confirmé que la podía comprar por otros medios.
Es cierto que no sale rentable comprar solo un paquete de mantequilla por internet por el tema de los gastos de envío, pero entonces se comprueba que esa misma tienda también me puede ofrecer otros productos interesantes para completar la compra. Y así es que uno se va acostumbrando ahorrar tiempo y tener en casa la compra que uno desea sin pasar tanto por el súper.