La depresión, un mal de nuestra época

Aunque la depresión ha existido siempre, independientemente de cuándo hayamos comenzado a ponerle nombre, en estos tiempos parece haberse convertido en un mal mucho más frecuente. Pero ¿hay más personas con depresión o es que, por fin, hemos aprendido a hablar con naturalidad de este tipo de problemas?

Antes, cuando una persona tenía depresión callaba porque pensaba que eso le haría quedar ante los demás como poco menos que un loco o alguien con una enfermedad “imaginaria”. En algunos casos en los que la enfermedad se volvía incapacitante, se consideraba a la persona alguien con mucho cuento que lo único que no quería era trabajar.

Por suerte, las cosas han cambiado mucho y la sociedad se ha vuelto más comprensiva con el problema de la depresión. Esto hace que más personas reconozcan abiertamente qué es lo que les ocurre y dejen de esconderlo, porque saben que no será un estigma en su entorno.

No hay que confundir depresión con tristeza. Podemos estar tristes por muchos motivos y la tristeza es algo temporal y normal. Pero la depresión es una patología que hay que tratar. Cuando hay depresión la tristeza es abrumadora y puede impedir realizar las tareas diarias. La persona la siente de manera constante y prolongada, pudiendo llegar a no querer vivir.

Por eso, ante los síntomas de la depresión hay que pedir ayuda y acudir a un especialista en tratamientos de depresión en Pontevedra que pueda establecer un diagnóstico y dar un tratamiento. Los tratamientos para la depresión ayudan a que el organismo se equilibre y a que la persona deje de sentir esos bajones tan fuertes. Le dan ese impulso que necesita para poder recuperar el ánimo y llevar a cabo los quehaceres de la vida diaria.

Las depresiones pueden ser de muchos grados. Algunas personas tienen una ligera depresión fácil de tratar y que acaba pasándose. Pero, si no se trata, puede acabar volviéndose un problema crónico y mucho más complicado. Otras personas necesitan ayuda de un psiquiatra y también de un psicólogo que le ayude a tener las herramientas necesarias para afrontar la vida. En los casos más graves, puede ser necesario un internamiento, sobre todo si la persona amenaza con poner fin a su vida.

El apoyo de la familia y los amigos es fundamental para estas personas, pero debe de ser un apoyo eficaz y guiado por especialistas.