Si tienes una vivienda que no usas normalmente y en la que tienes una caldera de gas para la calefacción, debes de tener cuidado para que no acabe estropeándose por falta de uso. Por ejemplo, si vas a vender la vivienda, es frecuente que muchas personas quieran dar de baja el gas o dejar de usar los electrodomésticos para no tener gastos. Pero ahorrar en esas pequeñas cosas puede suponer que un comprador se eche atrás ya que sabe que si tiene que cambiar una caldera estropeada por falta de uso y también dar de alta el gas y esperar a que todo esté listo, no solo retrasará su entrada en el hogar, también tendrá que desembolsar bastante dinero extra.

El posible comprador puede exigir saber cómo está la caldera y si no está el gas dado de alta, no se podrá poner en funcionamiento. Puede exigir una rebaja por esto y lo normal será que cualquiera interesado lo haga, con lo que se perderá todo lo ahorrado. Incluso puede exigirse que esté operativo el servicio. Si bien el vendedor puede negarse, estará perdiendo oportunidades con compradores que solo quieren saber qué es lo que están comprando exactamente. Y peor se pone la cosa si el piso es para alquilar, ya que seremos responsables de que todo funcione correctamente para el nuevo inquilino y este puede exigir rebajas en los pagos hasta que no sea así.

Por eso, lo mejor es no dar de baja ningún servicio del hogar, tan solo contratar los mínimos posibles para pagar poco. Y hecho esto, encender la caldera de vez en cuando para asegurarse de que funciona. Antes de alquilar la casa es buena idea contratar un servicio de reparación de calderas en Pontevedra para que compruebe que todo funciona correctamente y así nos evitaremos problemas una vez que la vivienda se ocupe.

Es más que recomendable realizar todos los años la revisión de la caldera aunque solo se haya encendido de vez en cuando para comprobar que todo está bien. Son pequeños gastos que, a la hora de vender o alquilar, se verán recompensados. Pocos compradores quieren casas que no tengan los servicios dados de alta ya que saben que no solo tendrán que esperar a tener todo operativo, sino que pueden encontrarse con problemas, como por ejemplo que haya que hacer obras para actualizar la instalación al necesitar un nuevo alta.

Mucha gente odia tener que buscar un sitio donde poder aparcar sus coches, y mi caso no es diferente porque a mi tampoco me gusta demasiado, pero por fortuna suelo tener bastante suerte cuando se trata de aparcar el coche. Considero que hay que llevar una mentalidad positiva para poder tener suerte y encontrar un buen sitio donde aparcar sin necesidad de buscar demasiado tiempo. Pero a veces es realmente complicado encontrar un sitio y acabas antes yendo a un parking en Madrid donde consigo aparcar a la primera y sin perder el tiempo. 

Hay gente que en lugar de buscar un sitio prefiere aparcar en doble fila en una calle para aprovechar si alguien sale y aparca él, pero eso a mi no me gusta ni me parece lógico. Personalmente si yo voy buscando un sitio para aparcar y en esa calle hay un coche en doble fila esperando no significa que si yo paso por donde otro está dejando su sitio, esté obligado a dejar que aparque el que estaba esperando, si yo estoy más cerca voy a aparcar y si tiene algo que decirme el que está esperando que me lo diga pero su coche no lo va a aparcar en ese sitio porque ya está mi coche. Que sea un vago o un cutre que no quiere gastar gasolina buscando un sitio no le adjudica automáticamente cualquier sitio que quede libre en esa calle por mucho que él o ella crea que sí.

Por fortuna en la zona en la que vivo tengo un garaje en el que poder dejar mi coche sin necesidad de buscar ningún sitio, pero cuando tengo que ir a trabajar eso es otra historia.

Esto mismo pasa igual en las playas a las que voy en verano, porque me doy cuenta de que muchos señores, sobre todo, se pasan horas esperando en su coche muriendo de calor para poder aparcar lo más cerca de donde está la familia. Personalmente en la playa prefiero aparcar un poco más lejos pero aparcar rápido, total me voy a ir de la playa de último así que no tengo prisa por recoger mi coche.

Aunque la depresión ha existido siempre, independientemente de cuándo hayamos comenzado a ponerle nombre, en estos tiempos parece haberse convertido en un mal mucho más frecuente. Pero ¿hay más personas con depresión o es que, por fin, hemos aprendido a hablar con naturalidad de este tipo de problemas?

Antes, cuando una persona tenía depresión callaba porque pensaba que eso le haría quedar ante los demás como poco menos que un loco o alguien con una enfermedad “imaginaria”. En algunos casos en los que la enfermedad se volvía incapacitante, se consideraba a la persona alguien con mucho cuento que lo único que no quería era trabajar.

Por suerte, las cosas han cambiado mucho y la sociedad se ha vuelto más comprensiva con el problema de la depresión. Esto hace que más personas reconozcan abiertamente qué es lo que les ocurre y dejen de esconderlo, porque saben que no será un estigma en su entorno.

No hay que confundir depresión con tristeza. Podemos estar tristes por muchos motivos y la tristeza es algo temporal y normal. Pero la depresión es una patología que hay que tratar. Cuando hay depresión la tristeza es abrumadora y puede impedir realizar las tareas diarias. La persona la siente de manera constante y prolongada, pudiendo llegar a no querer vivir.

Por eso, ante los síntomas de la depresión hay que pedir ayuda y acudir a un especialista en tratamientos de depresión en Pontevedra que pueda establecer un diagnóstico y dar un tratamiento. Los tratamientos para la depresión ayudan a que el organismo se equilibre y a que la persona deje de sentir esos bajones tan fuertes. Le dan ese impulso que necesita para poder recuperar el ánimo y llevar a cabo los quehaceres de la vida diaria.

Las depresiones pueden ser de muchos grados. Algunas personas tienen una ligera depresión fácil de tratar y que acaba pasándose. Pero, si no se trata, puede acabar volviéndose un problema crónico y mucho más complicado. Otras personas necesitan ayuda de un psiquiatra y también de un psicólogo que le ayude a tener las herramientas necesarias para afrontar la vida. En los casos más graves, puede ser necesario un internamiento, sobre todo si la persona amenaza con poner fin a su vida.

El apoyo de la familia y los amigos es fundamental para estas personas, pero debe de ser un apoyo eficaz y guiado por especialistas.

Las estaciones del año desencadenan efectos severos en la salud, fortaleza y densidad capilar, desconocidos para la mayor parte de la población. En primer lugar, el otoño es una estación de gran interés para cualquier dermatologo alopecia. ¿La razón? Según un estudio publicado en Dermatology Journal, la caída capilar se agrava durante el periodo otoñal debido a la necesidad del organismo de incrementar su densidad hacia el mes de julio como defensa ante la acción de los rayos ultravioleta. Una medida preventiva consiste en utilizar tratamientos anticaída a finales de agosto, para atenuar los efectos de este fenómeno.

 

Por el contrario, las fibras capilares experimentan un boom durante los meses de verano, especialmente en julio, cuando el organismo acelera el proceso de crecimiento natural. Sin embargo, son muchas las personas ‘empeñadas’ en contradecir a la Naturaleza que deciden acortar su cabello durante esta época del año. Aunque esta decisión pueda contribuir al bienestar a corto plazo, nos hace más vulnerables al impacto de la radiación solar en el cuero cabelludo y el resto de la piel.

 

La primavera no sólo la sangre altera: también los niveles de melatonina se disparan durante la estación cálida. Diversos estudios han vinculado esta hormona responsable de la salud y fortaleza del folículo piloso con el bienestar capilar general y, por consiguiente, una menor caída del cabello. Asimismo, una investigación de la Universidad de Harvard recomienda el consumo de suplementos ricos en aminoácidos para frenar los síntomas de la alopecia durante los meses de marzo, mayo y junio.

 

Debido a la humedad y las bajas temperaturas, el invierno es un periodo difícil para la salud del cabello, acelerando el proceso de resecación y otros problemas que deterioran su brillo, atractivo y densidad. La solución más reiterada es el uso de geles y tratamientos anticaída durante los meses más fríos del año.

Los mariscos gallegos tienen un sabor muy especial. Este gusto inconfundible es consecuencia de la calidad de las aguas que bañan las costas gallegas y también de su geografía particular. Los acantilados batidos por las olas que hay en ciertos puntos del norte son muy agradecidos para que crezcan en ellos los famosos percebes, tan peligrosos de coger pero tan reconocidos.

Mariscos de bajo precio pero de gran calidad, como los mejillones, son cultivados en grandes bateas que se pueden ver en las rías. Allí, gracias a los cuidados que se les dan y a la calidad del agua, crecen hasta alcanzar muy buen tamaño y un sabor que realmente se diferencia de cualquier otro.

La calidad del agua en Galicia es muy propensa para el marisco debido a que las corrientes hacen que durante el verano el agua de la costa vaya hacia el interior y sea sustituida por aguas frías del norte, muy ricas en nutrientes. Así que si alguna vez te has bañado en las playas gallegas y te ha parecido que el agua es muy fría, tienes razón. Pero ese frío es responsable de la calidad de sus productos del mar.

La preparación correcta del marisco también es muy importante, ya que tienen que prepararse con el agua en el punto justo de sal, no es necesario el agua de mar ya que no es higiénica. Además, el tiempo también es fundamental.

Y, por último, acompañar el marisco con un buen vino con d.o rias baixas bodegas es básico para que se potencie su sabor. Dicen que el marisco no debe de tomarse con agua porque no es digestivo. No vamos a entrar en si eso tiene o no algo de cierto, pero lo que es verdad es que el sabor no es el mismo. Cuando se acompaña el marisco con un albariño de calidad, todo sabe muchísimo mejor y la comida se convierte en un auténtico placer para los sentidos.

El aroma del vino, el gusto del mismo mezclado con el del marisco, la suavidad en la boca y hasta el tacto de una buena copa son fundamentales para disfrutar la experiencia. En cuanto a la vista, el marisco se come con los ojos, solo verlo en el plato se activa todo el sistema digestivo. Si además deleitas el oído con el sonido del mar de fondo, ya no podrá ser más perfecto.

Hace unas cuantas semanas hablando entre unos amigos uno dijo que le había salido un lunar extraño en la espalda y en cuanto nos lo enseñó le dijimos que tenía que ir a que se lo viesen enseguida porque estas cosas es mejor tenerlas controladas lo máximo posible. Al final uno de nuestros amigos le consiguió una cita con un especialista dermatologia medica quirurgica en Vigo amigo suyo. Por lo que nos contó después de ir a la consulta del especialista es que el lunar tampoco era nada tan grave como nosotros nos habíamos imaginado. Pero el especialista le felicitó por ser tán rápido en acudir a su consulta porque por norma general la gente si tiene algo en la piel raro se asusta y prefieren ocultarlo en lugar de encontrarle una solución lo antes posible.

A mi encontrarme algo raro en la piel es algo que me preocupa bastante y me ha costado pero al final he conseguido aprender a cuidarme del sol y siempre que me voy a exponer a los rayos solares durante un rato siempre me hecho crema protectora, porque hasta no hace demasiados años era de aquellos que nunca se ponían crema protectora. Hasta este verano me han dicho que estaba menos moreno que otros años y eso ha sido la crema factor 50 que me he puesto cuando he estado tomando el sol. También he de reconocer que no me ha quedado más remedio que ponerme la crema, ya que la novia de uno de mis amigos es la que de verdad me obliga siempre a ponerme la crema cuando vamos al barco de mi amigo. Al principio reconozco que es un poco raro sentirse embadurnado pero el sol rápido te seca el exceso de crema. Para el año que viene tengo que conseguir una crema buena y a buen precio, espero que en invierno las cremas de protección solar estén más baratas que en los meses de verano, porque la verdad es que las cremas son un poco caras y hay mucha diferencia de precio entre unas y otras.

El XIX fue un siglo marcado por la emigración, a menudo fomentada por unas condiciones económicas y sociales que obligaba a millones de personas a buscarse la vida lejos de casa. Eso es algo que también se vivió muy de cerca en el norte de España, cuando gallegos y asturianos tomaron rumbo a América. Solo una parte de ellos alcanzó el éxito al otro lado del charco, pero su fama llegó a su lugar de origen conociéndose como indianos cuando regresaban o construían residencias de verano y de vacaciones.

Pero algunos se quedaron al otro lado del Atlántico haciendo fortuna, como la familia que fundó Cuervo y Sobrinos, una empresa de relojes nacida en 1882 en La Habana. Camino ya de su 150 aniversario, esta firma se mantiene como una de las más prestigiosas pudiendo encontrarse Distribuidor Relojes Cuervo y Sobrinos Vigo y en otros puntos del país.

No es para menos teniendo en cuenta los orígenes de esta firma. ¿Y cómo lograr prosperar con una empresa de relojes tan lejos de casa? Apostando por un sector que estaba en pleno auge, el de los relojes de pulsera. No hay que olvidar que el objetivo prioritario de aquellos indianos era salir a flote, hacer dinero y mantener a la familia. Pero una vez lograda la estabilidad, muchos se lanzaron a objetivos más ambiciosos: dar en la diana apostando por un negocio floreciente.

Para los que buscan hoy en día un Distribuidor Relojes Cuervo y Sobrinos Vigo tal vez les sorprenda conocer que esta firma fue una de las que lo apostó todo por un sector que encontró a finales de siglo XIX su mejor momento. De los relojes de bolsillo a los relojes de pulsera. Parece un paso obvio, como todos los grandes avances, pero no fue hasta esta época en la que se generalizó. 

Al fin y al cabo, el reloj de pulsera era mucho más práctico. No tenías que sacar el reloj del bolsillo, (como ahora, irónicamente, hacemos con el móvil) sino que bastaba con girar la muñeca para saber la hora. Tal vez a no mucho tardar, la industria del móvil aprenda de la del reloj y logren ese artilugio que llevemos en la muñeca para no tener que estar permanentemente con una mano ocupada y la cabeza gacha.

Es la clásica duda a la que nos hemos enfrentado muchas veces a la hora de comprar coche u otro vehículo: ¿uno nuevo o uno de segunda mano? Lo mismo pasa también con las caravanas, quizás con mayor frecuencia. Y es que los usuarios suelen cambiar mucho de caravana por una cuestión de tamaño y de cambios en los modos de viajar. Unos se cansan de la caravana y quieren vender, otros quieren probar para ver qué tal pero no quieren comprar una nueva por si acaso, etc.

Así que si estás leyendo esto es muy probable que hayas consultado caravanas nuevas precios y estés valorando la posibilidad de comprar una u optar por el mercado de segunda mano. Te contamos cuáles son tus opciones tanto si eliges caravana nueva como si prefieres de segunda mano.

Para empezar, y como sucede con los coches, al comprar una nueva te aseguras el rendimiento del vehículo. Nada puede fallar porque es nuevo y, si falla, tiene garantía. Ese es el principal problema de las caravanas de segunda mano que adquirimos, generalmente, a vendedores particulares. Por mucho que revisemos la caravana (y hemos de hacerlo con mucha precisión) siempre deberemos confiar en la buena fe del vendedor, algo que nos puede jugar una mala pasada.

Pero que nos den gato por liebre es mucho menos común de lo que parece, lo que pasa es que cuando así sucede se magnifica: es decir, las malas ventas o los timos siempre quedan más en la memoria que las ventas normales en las que nadie sale perjudicado. Por lo tanto, aunque debemos tener siempre mucha precaución para quedarnos tranquilos, un gran porcentaje de vendedores son vendedores honestos.

Así, con todo, el coste de la caravana será el principal argumento que nos hará optar por una u otra opción. Si has mirado caravanas nuevas precios verás que tienen un coste considerable en comparación con las de segunda mano. Si estás completamente seguro de tu compra y no quieres líos, lo mejor es comprar una caravana nueva. Si, por el contrario, tienes más dudas (y menos presupuesto) la respuesta es obvia: segunda mano.

Naturaleza, historia y enoturismo se dan la mano en las Rías Baixas, un destino turístico consolidado de Galicia que atrae a más de 500 mil viajeros cada año. Acceder a esta histórica región —que se extiende desde Finisterre y la ría de Vigo— no es un problema, pero desplazarse por sus parajes isleños es posible sólo por vía marítima.

 

Un buen ejemplo de este aislamiento son las Islas Cíes, accesibles únicamente por barco y con autorización previa; de otra forma, no podrán explorarse sus principales islas (Faro, Monteagudo y San Martiño). Por tanto, los viajeros interesados deben buscar un establecimiento de venta billetes barco rias baixas. Esta situación se repite en las islas de Ons y Sálvora, donde además es necesaria la presencia de guías autorizados que garanticen la seguridad de los viajeros y la preservación del entorno natural.

 

La temporada alta de las Rías Baixas se extiende de junio a mediados de septiembre, época que pese a su sequedad y abundantes horas de sol, no está exenta de periodos de intensas precipitaciones. Por el contrario, enero y febrero comprenden la temporada baja, el momento más económico del año para visitar la región, aunque de temperaturas más bajas y precipitaciones más altas.

 

Además del clima, los viajeros deben consultar el calendario festivo para determinar qué época del año se adapta mejor a sus intereses turísticos. Por ejemplo, julio y agosto concentran algunas de las celebraciones más apreciadas por el turismo, como la Fiesta del Apóstol, las Festas da Peregrina, la Romería Vikinga o la Festa do Viño Albariño, mientras que el resto del año se organizan las Danzas de Hío y Aldán o la Fiesta de la Ostra.

 

Respecto a los mejores destinos para visitar, en el itinerario turístico no pueden faltar el Monasterio de Oia, el Faro Silleiro, el centro histórico de Baiona, el cabo Home, las playas de O Morrazo o una de las cunas del vino albariño, Cambados.

Las terrazas son el mejor reclamo para la mayoría de locales de hostelería. Hace ya mucho tiempo que están de moda y la gente se ha acostumbrado a usarlas durante todo el año, incluso en invierno. Muchos prefieren estar sentados al aire libre con el abrigo y poder fumar o disfrutar de las vistas en lugar de estar en el interior del local, sobre todo si este no es muy atractivo. Tanto es así que algunos locales cuentan con un reducido interior y basan todo su trabajo en la terraza. Pero hay errores que pueden arruinar el éxito de esta área.

  1. Las sombrillas que no dan sombra. Algunas sombrillas son demasiado pequeñas y es necesario moverlas una y otra vez para que ofrezcan a los clientes la sombra perfecta. Una sombrilla grande terraza no necesita ser movida con tanta frecuencia, solo ligeramente inclinada para ofrecer la mejor sombra. Las más modernas, incluso cuentan con sistemas eléctricos para inclinarse sin que supongan molestia para los clientes ni un riesgo al poder caer sobre las mesas. Para esto, es muy importante contar no solo con buenas sombrillas, sino con pies pesados y que sean proporcionados al tamaño del parasol.
  2. Las sillas estrechas. Algunas terrazas recurren a mesas pequeñas y sillas estrechas para conseguir meter alguna mesa a mayores o contar con más espacio para decoración. Pero estas sillas demasiado estrechas son incómodas para muchos clientes, sobre todo para quienes tienen un tamaño mayor del habitual. Ganar en espacio o en decoración no merece la pena si los clientes no están finalmente a gusto, que es de lo que se trata. Las sillas anchas, cómodas y fáciles para todo el mundo son las mejores para que una terraza tenga mucho éxito y sus clientes quieran regresar a visitarlas.
  3. No atender la terraza. Es el quiero y no puedo. Quiero tener una terraza pero no quiero pagar a alguien que la atienda, así que pongo un cartel y que sean los clientes quienes van a la barra a pedir y se llevan sus propias bebidas. Puede parecer una buena idea, pero muchos clientes no querrán ir a un establecimiento si tienen que levantarse a pedir sus bebidas y abonarlas en el acto en lugar de ser atendidos y pagar su cuenta al final. Es preferible cobrar un pequeño suplemento por atención en la terraza y tener una persona que se encargue del servicio.