¿Cuándo cambiar el mobiliario de mi local de hostelería?

Algunas personas responderán que el momento para cambiar el mobiliario del local de hostelería llega cuando se ve estropeado y feo. Pero esto no tiene que ser necesariamente así. Lo cierto es que no deberíamos esperar a que se viera deteriorado para cambiarlo, sino hacerlo cada cierto tiempo para que siempre se vea nuevo y bonito. Pero hay muchos motivos para elegir nuevo mobiliario para hosteleria.

Uno de los motivos es porque cogemos el traspaso del local. Si deseamos continuar el trabajo de los anteriores dueños y con los mismos clientes, podemos dejar los muebles en el caso de que estén bien. Pero si queremos que quede claro que hay otras personas al frente con otro estilo de trabajo y hacer que eso atraiga a gente nueva, entonces hay que cambiar la decoración y los muebles del local para que no se perciba como una continuación, sino como algo que rompe con el pasado.

También se deben de cambiar los muebles del local en el caso de que varíe la actividad del mismo. Por ejemplo, si teníamos una cafetería y queremos que se convierta en un lugar de platos del día, deberemos de comprar nuevos muebles que se adapten mejor a la actividad que se va a realizar. Por ejemplo, mesas más grandes que permitan colocar los platos de forma cómoda. Este cambio también transmite a los clientes la idea de que el local va a ser diferente a partir de ahora.

Cada cierto tiempo es buena idea renovar el mobiliario y modernizar el local. Evidentemente, esto no se va a hacer cada año ni cada pocos años, pero cuando un local de hostelería lleva tiempo abierto es buena idea darle un cambio de imagen y modernizarlo. Los clientes valorarán esta inversión y notarán que el local es más acogedor y actual. Además, se puede aprovechar para variar las cartas o para presentar otras novedades que se vengan demandado y que puedan hacer que resulte más llamativo.

Aunque parezca evidente, hay que cambiar los muebles del local si las quejas por los actuales son numerosas. Sí demasiados clientes nos dicen que las sillas no resultan cómodas, por ejemplo, debemos de hacer el esfuerzo de cambiarlas aunque estén nuevas ya que está claro que de no hacerlo estaremos perdiendo a gente. Tanto quienes nos están diciendo que no les gustan esos muebles y no se sienten escuchados como aquellos que no dicen nada pero simplemente no repiten.